lunes, 12 de noviembre de 2007

Jesucristo: ¿Dios u Hombre?

Hace casi 2000 años cuando Cesar Augusto controlaba el vasto Imperio Romano, Jesucristo nació en Palestina bajo circunstancias muy humildes. Él fue virtualmente desconocido hasta la edad de 30 años.

Sin embargo, durante su ministerio que duró un corto periodo de 3 años, su impacto fue tan importante que cambio al mundo—incluyendo el cambio del calendario de Aantes de Cristo. a Despu é s de Cristo. (A. C. a D. C.)

El famoso historiador H.G.Wells en alguna ocasión dijo acerca de Jesucristo. “No soy un creyente. Pero debo de confesar, como historiador, que esta criatura de Galilea sin un centavo es irresistiblemente el centro de la historia.”

Ninguna otra persona hizo las estupendas declaraciones que Jesucristo hizo. Él declaró ser el Hijo de Dios, el Mesías prometido a los Judíos, y el único camino a Dios para la humanidad. El dijo que tenía el poder de perdonar los pecados y de dar vida eterna a las personas que lo deseaba. Sobre todas las cosas, él dijo ser Dios, al decir “Yo y el Padre [Dios] somos una sola cosa.”1

En alguna ocasión Sócrates dijo, “Oh, alguien se levantará, hombre o Dios para mostrarnos a Dios.” Cuatrocientos años después Cristo vino y declaró ser esa persona.

¿Pero fue Jesucristo el Hijo de Dios, o fue el más grande impostor que ha existido? Lew Wallace un distinguido general y genio literario y Robert Ingersoll, un escéptico notable, estuvieron de acuerdo en escribir un libro que probaría que el Cristianismo es un mito.

Después de dos años de investigación, sin embargo, en algunas de las bibliotecas, líderes de Europa y América, en preparación para escribir su libro, el señor Wallace tuvo una transformación de actitud. Él estaba sólo en el segundo capítulo cuando cayo de rodillas y oró, “Mi Señor y mi Dios.”

Esta criatura de Galilea sin un centavo es irresistiblemente el centro de la historia.

Después de estudiar la evidencia, Wallace se convenció de la Deidad de Jesucristo. Entonces él escribió Ben Hur, una de las grandes novelas que se han escrito acerca de los tiempos de Cristo. Con el tiempo Robert Ingersoll dijo esto: ”Al usar mis escritos no usen ningún asalto que yo haya hecho contra Cristo, los cuales totamente hice en mi pasado.” Algo similar pasó con uno de los escritores, líderes en el Cristianismo, y orador, Josh McDowell. Su sobresaliente libro que apoya al Cristianismo, “Evidencias que demandan un Veredicto”, inició como un intento a negar el Cristianismo.

Jesucristo, sin embargo, no es el único líder religioso que ha proclamado ser Dios, pero él es el único que convenció a una gran porción del mundo de que lo es. También él es el único que ha prometido que se levantaría de entre los muertos.2 De acuerdo a la evidencia histórica, él lo hizo. Él fue visto por las mujeres que visitaron su tumba y la encontraron vacía, por los discípulos, y por más de 500 testigos.3

La resurrección de Cristo también fue escrita por Josefo, el historiador Judío, en su libro remembranzas. Josefoera un Judío que escribía para satisfacer a los Romanos, así que si su reporte de la resurrección de Cristo no los habría complacido en lo más mínimo no lo hubiese incluido si no había creído el mismo que era verdad.

Más evidencia que apoya la deidad de Cristo se observa en las más de 300 profecías que se encuentran en la Biblia con respecto a él y su vida y que fueron escritas centenares de años antes de su nacimiento.

Por ejemplo, 700 años antes de su nacimiento en Belén, Miqueas escribió, “Pero tu Belén ... aunque eres pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel.”4

Mil años antes de la muerte de Cristo, David predijo cómo moriría. “Horadaron mis manos y mis pies,” él escribió.5 Esto pasó en la crucifixión de Cristo.

Esto es aun más extraordinario cuando se considera que en los tiempos de David, la muerte por crucifixión no era conocida. Esta tormentosa e inhumana manera de morir fue usada por primera vez por los Persa Centenares.

David también predijo que Cristo sería traicionado por un amigo, “que tirarían suertes por sus ropas, y que moriría con criminales.”6 El también predijo las ultimas palabras del Salvador: “Dios mío, Dios Mío, ¿por qué me has desamparado?”7 Todas estas predicciones se cumplieron.

Seiscientos años antes de la llegada de Cristo Daniel predijo cuando sería. Cien años después Zacarías explica como es que Cristo entraría a Jerusalén cabalgando sobre un asno, como sería traicionado por 30 monedas de plata; y como este dinero sería usado para comprar al campo del alfarero para sepultura de los extranjeros.8

Todas estas predicciones sobre Cristo y muchas más— escritas cientos de años antes de su llegada—fueron cumplidas en detalle, dando evidencia de que Jesucristo fue en verdad el Mesías prometido por Dios—el Salvador del mundo.

Cuando Jesús vino, él pregunto a sus discípulos, “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro dijo, Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.”9

Esta es la pregunta crucial que cada uno de nosotros debemos contestar. Si Cristo es quién dice ser, entonces nuestra respuesta a esta pregunta determinará nuestra relación con Dios para toda la eternidad.

¿Quién decís que soy yo?

Una cosa que no podemos hacer es aceptar a Cristo como un gran maestro o hombre moral pero negar que es Dios. Como C.S. Lewis, un antiguo profesor en Cambridge y Oxford escribió, “Un hombre que era simplemente un hombre y dijo la clase de cosas que Jesús dijo, no sería un gran maestro moral. Él sería un lunático—en el nivel con el hombre que dice ser un huevo hervido—o de otro modo sería el diablo del infierno. Ustedes deben de hacer su elección. O este hombre fue, y es, el Hijo de Dios; o es un demente o algo peor. Lo pueden ignorar como a un tonto, le pueden escupir y matarlo como a un demonio; o pueden caer a sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no salgamos con ninguna tontería molesta sobre el que él sea un gran maestro humano. Él no ha dejado eso a escoger. Es Dios o no es Dios. No fue su intención ser un gran maestro.”

Jesús mismo lo dijo, “El que no está conmigo, contra mí está.”10 Esto es, al menos que actuemos en nuestras creencias y hagamos la promesa de seguir a Cristo en nuestras vida diaria, automáticamente estamos contra él.

Sin embargo, si usted cree que Jesús es el Hijo de Dios, y no esta seguro de haber entregado su vida a él, lo puede hacer a través de una sencilla oración. Dígale a Jesucristo que usted cree que él es el Hijo de Dios quien murió por nuestros pecados, y que usted quiere convertirse en uno de sus seguidores a partir de hoy. Para asistirlos a hacer esto oprima el botón en la parte de abajo.

1. Juan 10:30. 2. Mateo 16:21. 3. Lucas 24:13-43; 1 Corintios 15:5-8. 4. Miqueas 5:2. 5. Salmos 22:16. 6. Salmos 41:9; 22:18. 7. Salmos 22:1. 8. Daniel 9:25-26; Zacarías 9:9-10; 11:12. 9. Mateo 16:15-16. 10. Lucas 11:23.

Dios es Amor

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que crea en él, no perezca, sino que tenga vida eterna" (San Juan 3:16).

"Estas cosa os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna" (1 Juan 5:13).

Tu invitación para encontrar y conocer a Dios
Si quiere conocer a Dios y aceptar la invitación de Jesucristo de aceptarlo en su corazón y vida como Señor y Salvador personal, esta oración le ayudará a hacerlo:

Querido Dios, confieso que soy un pecador y que me arrepiento por todo lo mal que he hecho. Creo que tu Hijo, Jesucristo, quien murió en la cruz por mis pecados. Por favor darme Su perdón. Yo te invito, Jesucristo, a que entres en mi corazón y mi vida como mi Señor y Salvador. Yo entrego y confío mi vida a ti. Por favor dame el deseo de ser lo que tú quieres que sea, y el coraje para hacer lo que tú quieres que haga. Gracias por morir por mis pecados. Gacias por tu perdón que es gratis, por el regalo de vida eterna y por escuchar y responder a mis oraciones. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, amen.

Aquí está la Gran Aseguranza: Cuando ora para invitar a Jesucristo entrar su vida y su corazón y lo hace sinceramente, usted es ya un verdadero cristiano y tiene el regalo de una nueva vida espiritual así como el de vida eterna. Usted es también un hijo de Dios y un miembro de su familia.1 Dios promete esto. Escoja el aceptar este hecho por fe y no por sus sentimientos. Los sentimientos cambian, pero la Palabra de Dios nunca lo hace.

La Palabra de Dios dice, “Y este es el testimonio; que Dios nos ha dado vida eterna; y ésta vida está en su Hijo. Él que tiene al Hijo tiene la vida; él que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Estas cosas les he escrito a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios para que sepan que tienen vida eterna.”2

También, cuando ora para recibir a Jesucristo en su vida, nace en usted la vida espiritual. Esta vida necesita cuidado y nutrición, así como su vida física lo necesita. ¡Qué Dios le bendiga en todo lo que usted es y en todo lo que hace, y le ayude a vivir una vida que complace a Dios! Asegúrese de orar cada día y recuerde a pedir de Dios que le ayude vivir como Jesús y que su vida refleja Su presencia en todo lo que toque.

1. Vea 1 Corintios 5:17 y San Juan 1:12. 2. 1 Juan 5:11-13.

Julio Melgar y su banda en Quiche Guatemala